No sé con qué edad te conocí exactamente, pero sin duda has dejado huella.

Cuando recordamos nuestra etapa escolar, siempre empezamos con los mejores momentos, aquellos que sin querer nos hacen esbozar una sonrisa. ¡Ese recuerdo eres tú! Es imposible no recordarte en las clases de música, en el coro, en los días de actuaciones…

Cierro los ojos y te visualizo tal y como eres: jovial, cariñosa, alegre…

Sin duda, un gran ángel ha llegado al cielo dejando una estela muy difícil de superar.

Con todo mi cariño y de nuestra familia.

SILVIA GARCÍA VARELA

 

El día 7 de Abril comunicamos por última vez, después de 40 años haciéndolo. Con nervios vi cómo tu móvil de apagaba al día siguiente…y un temor me invadió. Y, lamentablemente mis miedos se convirtieron en una inmensa tristeza al saber que, como a ti te gustaba decirlo, te habías ido con el Señor. Hace apenas unos meses te visitamos en León sin saber que sería la última vez que te veríamos. Han sido cuarenta años compartidos y me parece que necesitaría otros tantos para agradecerte todo lo que me has aportado, enseñado, aconsejado, asesorado…Recuerdo cuando compartí contigo que empezaba a trabajar como profesora y te pedí consejo y me dijiste: “Quiéreles mucho”. Así de simple y así de sincero; así de contundente y así de válido. Me cuesta pensar con claridad y encontrar palabras para resumir en unas líneas tantos y tantos recuerdos. Clases de mecanografía, de música, de Ciencias Naturales, de Religión….clases de vida. Esta tarde alguien me dijo: “Se mantuvo siempre fiel a sí misma, y eso es mucho más de lo que logra la mayoría”. Totalmente cierto, a su edad conservaba intacta su esencia, esos rasgos tan humanos y religiosos que la definían, y que los años no había logrado envejecer. Íntegra, coherente, cercana, culta, polivalente…y sobre todo y por encima de todo, una excepcional persona. Nunca te dejaremos ir para siempre, nos quedará tu sonrisa, tus recuerdos, tus ensayos, tus festivales, tu seguridad, tu música…nos quedarás tú; gracias por haber formado parte de nuestras vidas.

Eva María Argüelles Nosti y familia.

 “MAJAJO”

Para mí Sor Naranjo siempre fue “majajo”. Más tarde, no ya tan niña, descubrí que se llamaba María del Carmen; aunque a mí me hacía mucha gracia que todos la llamaran por su apellido, tan cítrico y frutal. Más adelante, también me parecía que tenía un apellido muy de personaje de novela. Y es que “majajo” era mucho “majajo”, así que bien podría haber protagonizado alguna historia literaria.

Sor Naranjo me enseñó a no maltratar la flauta dulce. No era yo muy ducha en instrumentos de viento, pero ella, con su tono ambivalente (dulce, a veces; y severo, en otras ocasiones) insistía en cómo debía colocar los dedos, hasta que conseguí tocar tres o cuatro notas seguidas sin dañar el tímpano de nadie.

Majajo” tenía fama de ser una maestra estricta. De poner los “puntos” sobre las “íes”. A mí nunca me dio clase directamente (salvo aquellos “ensayos musicales”), pero sí charlé con ella. Me preguntaba cosas y me escuchaba con fruición. Le gustaba el color de mis ojos y a mí me gustaba cuando se reía, porque tenía una risa contagiosa.

Durante un tiempo fue la directora del coro del colegio. Era un festín verla guiar, brazo arriba, brazo abajo, a los niños y niñas del coro. Imponía su contundencia y su pasión.

Ahora toca descansar, “Majajo”. Un buen coro te espera en el Cielo.

Sira García Méndez

 

Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento...

El comienzo de este famoso poema de Rubén Darío fue una de las muchas cosas que pasaron por mi cabeza cuando me enteré de la muerte de Sor Naranjo. Lo aprendimos y recitamos de memoria unas cuantas generaciones de alumnos y alumnas. Cuando te dispones a hablar de alguien que acaba de fallecer, lo haces siempre desde una óptica muy personal, desde tus propios recuerdos y vivencias. Pero creo que no voy muy desencaminado si me aventuro a decir que para una promoción del colegio, los que salimos en el curso 85/86, Sor Naranjo nos marcó profundamente, como algún compañero nos recordaba en las redes sociales. Fue nuestra tutora durante cuatro cursos seguidos y al finalizar octavo, le regalamos una placa en la que quedaron grabados los nombres de los 42 del B. Una placa que veo a menudo porque todavía está en una de las paredes de la biblioteca del colegio, recordándome aquellos intensos y felices años, cada vez que paso por allí.

Personalmente, uno de los mejores recuerdos de mi etapa en el Colegio Sagrada Familia se llama Sor Naranjo: su dedicación, su entrega y sus desvelos porque aquella cabecita sin amueblar acabara centrándose en algún momento. Era una mujer con carácter, enérgica, arrolladora. Pero todo ello venía envuelto en un manto de cariño y preocupación por nosotros, que nunca desapareció. En los últimos años, las pocas veces que coincidíamos, siempre había un abrazo que te espachurraba, un rostro que se iluminaba con una enorme sonrisa y una boca que se movía a toda prisa preguntándome por todo el mundo: empezaba por la familia y continuaba por todos los compañeros: y qué sabes de fulanito, y qué tal fulanita,...

Creo que los 42 tendríamos un millón de anécdotas para contar. A lo mejor no todas buenas (sobre todo desde la óptica de niños de 12 a 14 años a los que todo les parece un mundo), pero a mi el balance me sale positivo, me sale a deber: le debo muchas cosas a este torbellino de mujer que dejó una gran huella en todos nosotros y que ahora, al cabo de los años y después de llevar veinte años trabajando en el colegio, me doy cuenta lo que esa huella significa: el espíritu vicenciano, el amor y entrega de San Vicente y Santa Luisa. Espero que ya estés a su lado porque te lo mereces. Descansa en Paz.

Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú...

Marcos Torre Laviana

 

 

 

Hoy ha muerto Sor Naranjo, un 20 de abril de 2020, uno de esos días que ya estaba llamado a la nostalgia, simplemente por una canción que cumple 30 años, justo los años que hace que yo abandoné el Colegio Sagrada Familia de El Entrego para aventurarme en la vida del Instituto.

Lo primero que me viene a la cabeza al oír su nombre es la tabla periódica. Recuerdo perfectamente el archivador donde tenía guardado el preciado documento que había que estudiarse de memoria. Cada elemento químico con sus símbolos y valencias correspondientes. Cuando llegaba la clase de Naturales, antes de empezar a avanzar ninguna materia, venía la prueba de fuego. Cuatro elementos y a recitar sin fallar porque si no, al día siguiente, más. Ella anotaba los aciertos y los fallos y hasta que cada uno no había sido capaz de acertarlos todos, seguía la rutina de arranque de clase. Lo consiguió, al menos conmigo lo consiguió. Mira que la química no era algo que me llamase, pero aún hoy, una que dedica su vida a las letras, puede aún recitar, si se para a pensar, la retahíla de símbolos y números.

El segundo recuerdo es una canción, y no precisamente de Los Celtas Cortos, nada más y nada menos que una canción de Abba. Creo que si ahora mismo voy a la habitación de mis hijos y cojo la flauta dulce de madera sería capaz de tocar, al menos, el estribillo. Toda mi vida, cada vez que escucho Chiquitita me viene a la cabeza Sor Naranjo y el coro del colegio. Ese coro que ella dirigía con energía y ritmo para que actuáramos en los festivales internos y en los de fuera. La primera vez que pisé el escenario del Teatro de La Laboral fue en un concurso de coros escolares en el que tocamos Chiquitita y Que canten los niños y, si la memoria no me falla, no quedamos en muy mala posición. Su orgullo al oírnos tocar y cantar se reflejaba en su rostro sonriente, el mismo que se tornaba serio cuando no te acordabas de que Hierro era Fe, valencia 2,3.

Así era Sor Naranjo, sonrisa y seriedad, alegría y enfado, juego y rectitud. Todo enmarcado en el cariño de las viejas maestras, esas que en cada alumno veían una piedra por pulir. Le perdí la pista con los años pero hace dos volví a conectar con ella por Facebook, ese cajón de sastre en el que de repente te encuentras con tu pasado. Hoy toca despedirla y yo sólo sé hacerlo de una manera. Hasta siempre hermana.

 Bárbara Alonso Peri

Los miembros de la corporación municipal del Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio rindieron homenaje ayer, día 6 de noviembre, al atleta internacional Chus Fernández, exalumno de nuestro colegio.

Chus ha conseguido numerosos premios nacionales e internacionales en lo que va de 2019 y el pasado 25 de octubre nos acompañó en "La vuelta al cole" contra la leucemia infantil. 
¡Enhorabuena, campeón!
Viernes, Junio 02, 2023 Colegio Sagrada Familia Colegio 190
El 31 de Mayo, todos juntos hemos realizado una celebración como colofón al mes de María. A lo largo del mismo hemos realizado numerosas actividades para ofrecérselas a la Virgen María. El tiempo acompañó y pudimos celebrarlo al aire libre. "PINCHA AQUÍ PARA VER LAS FOTOS"
Viernes, Junio 02, 2023 Colegio Sagrada Familia Secundaria 46
"Un año más, los alumnos de 4º de ESO participaron en el mercado que Valnalón organiza para las cooperativas escolares de los distintos proyectos educativos. Nosotros participamos en el Proyecto Empresa Joven Europea, en el que aprenden a crear una empresa desde cero e intercambian productos con otro cole o instituto del resto de España. Este curso nos tocó un cole de Murcia y vendieron todos sus productos en a penas dos horas y media. Fue una buena experiencia". "PINCHA AQUÍ PARA VER LAS FOTOS"
Miércoles, Mayo 10, 2023 Colegio Sagrada Familia - El Entrego Primaria 332
El 9 de mayo celebramos el día de Santa Luisa de Marillac recordando su amor inquebrantable por los más necesitados y su dedicación a servir a los demás con una bonita celebración en nuestro salón de actos. PINCHA AQUÍ PARA VER LAS FOTOS